El viernes, en el parque, mientras don Artur peloteaba con sus amiguitos -amigotes, diría yo, que los niños, todos menos el mío, me parecen siniestros enemigos a batir-, leí el libro del que habla todo el mundo, ese llamamiento a la «rebelión pacífica» que reseñan incluso en Informe Semanal. No parece muy razonable elegir la Resistencia Francesa como modelo para una rebelión pacífica. La Resistencia, como reconoce el propio Hessel, no dudó en hacer descarrilar trenes, poner bombas y (...)Así que, «indignados ya estamos, pero faltan huevos»
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Y los pocos que hay, parece que estén fritos.
Interesante opinión, y bien razonada.
Dice el blog:
"¿Tenemos más derechos? ¿Disfrutamos de más libertades? ¿Hay menos diferencias entre ricos y pobres? ¿Dónde reside realmente el poder político? ¿Podemos decir tranquilamente que los derechos sociales conquistados en Europa tras la segunda guerra Mundial no están en peligro?"
Sugiere con certeza que resulta que todos los muertos del siglo pasado han muerto en vano, para nada. Yo creo que tiene buena parte de razón.
A ver si crea algún debate, y los huevos cojones vuelven a salir a la luz.
Para que los cojones salgan a la luz, los hechos no deben ser minimizados y también deberán salir a la luz y mientras permitamos a la prensa jugar con nosotros, mientras no entendamos que esta es la mejor arma de los que dictan las normas, no habrá ni huevos ni cojones