El vidente que se hizo famoso en Alzira al postrarse ante un pino y lanzar mensajes apocalípticos mientras reproducía, con voz ronca, supuestos mensajes de la Virgen, y que luego fue capaz de transformar un imponente huerto de Picassent en un convento integrista se sentó ayer en el banquillo de los acusados.
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Y repartia folletos explicativos para aprender a rezar como hace el Obispado de Granada. Aaaaaamén