Para los que no vean nada extraño en esta idea, debemos recordar que los cohetes de combustible sólido son tremendamente poco eficientes (tienen un impulso específico muy bajo) y poco seguros, ya que su empuje apenas se puede modificar una vez encendidos. De hecho, se puede decir que la astronáutica como ciencia nació cuando se relegaron los tradicionales cohetes de combustible sólido (pólvora y derivados) a un segundo plano en favor de los lanzadores que hacían uso de combustible líquidos, más versátiles y eficientes...