Hace 11 años | Por RoosterCogburn a cultura.elpais.com
Publicado hace 11 años por RoosterCogburn a cultura.elpais.com

Varlam Shalámov estaba predestinado a ser “el orgullo de Rusia”, era un estudiante dotado. Pero aquel chico de Vólogda de memoria prodigiosa y ávido lector, hijo de un pope de espíritu progresista y de una madre abnegada y amante de la poesía, acabó, acusado de participar en un grupo trotskista, como mano de obra desechable en las minas de oro del Gran Norte. Varlam Shalámov volcó en 'Relatos de Kolimá' sus experiencias como condenado durante casi veinte años en un gulag soviético.