El diseccionar la genética de las características físicas de los seres vivos (y los virus) es una práctica totalmente normalizada en el campo de la investigación científica. El hecho de hacerlo sobre los objetos inanimados que estos seres vivos producen (desde una tela de araña, a un portaaviones, pasando por una bola de excrementos o un nido), es harina de otro costal.
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Aquí lo que ocurre es que "no les consta" y pelillos a la mar. O como se dice: dimitir no es un nombre ruso