Hace 13 años | Por --136875-- a telecinco.es
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La poetisa nicaragüense, Gioconda Belli, ha ideado un nuevo sistema político y filosófico, el "felicismo", capaz de romper con las barreras y la culpa a las que históricamente se ha visto sometida la mujer, y lo ha hecho en su última novela: "El país de las mujeres".Para la escritora "es una ficción que se puede cumplir en realidad. Es un planteamiento nuevo sobre lo que podría ser un sistema que rompa con la discriminación de la mujer". "Es la historia de unas amigas que se juntan y finalmente una de ellas decide que quiere ser presidenta...

Comentarios

Negret

Tiene poemás bellísimos:


No me arrepiento de nada


No me arrepiento de nada
Desde la mujer que soy,
a veces me da por contemplar
aquellas que pude haber sido;
las mujeres primorosas,
hacendosas, buenas esposas,
dechado de virtudes,
que deseara mi madre.
No sé por qué
la vida entera he pasado
rebelándome contra ellas.
Odio sus amenazas en mi cuerpo.
La culpa que sus vidas impecables,
por extraño maleficio,
me inspiran.
Reniego de sus buenos oficios;
de los llantos a escondidas del esposo,
del pudor de su desnudez
bajo la planchada y almidonada ropa interior.

Estas mujeres, sin embargo,
me miran desde el interior de los espejos,
levantan su dedo acusador
y, a veces, cedo a sus miradas de reproche
y quiero ganarme la aceptación universal,
ser la "niña buena", la "mujer decente"
la Gioconda irreprochable.
Sacarme diez en conducta
con el partido, el estado, las amistades,
mi familia, mis hijos y todos los demás seres
que abundantes pueblan este mundo nuestro.

En esta contradicción inevitable
entre lo que debió haber sido y lo que es,
he librado numerosas batallas mortales,
batallas a mordiscos de ellas contra mí
-ellas habitando en mí queriendo ser yo misma-
transgrediendo maternos mandamientos,
desgarro adolorida y a trompicones
a las mujeres internas
que, desde la infancia, me retuercen los ojos
porque no quepo en el molde perfecto de sus sueños,
porque me atrevo a ser esta loca, falible, tierna y vulnerable,
que se enamora como alma en pena
de causas justas, hombres hermosos,
y palabras juguetonas.
Porque, de adulta, me atreví a vivir la niñez vedada,
e hice el amor sobre escritorios
-en horas de oficina-
y rompí lazos inviolables
y me atreví a gozar
el cuerpo sano y sinuoso
con que los genes de todos mis ancestros
me dotaron.

No culpo a nadie. Más bien les agradezco los dones.
No me arrepiento de nada, como dijo la Edith Piaf.
Pero en los pozos oscuros en que me hundo,
cuando, en las mañanas, no más abrir los ojos,
siento las lágrimas pujando;
veo a esas otras mujeres esperando en el vestíbulo,
blandiendo condenas contra mi felicidad.
Impertérritas niñas buenas me circundan
y danzan sus canciones infantiles contra mí
contra esta mujer
hecha y derecha,
plena.

Esta mujer de pechos en pecho
y caderas anchas
que, por mi madre y contra ella,
me gusta ser.

D

¿Pero qué pretende esta señora?





¿En éstas premisas quiere basar el hecho de llegar a la presidencia? ¿Reunión de amigas, izquierda erótica, bajón de testosterona generalizado, presidenta en coma por sus ideas? ¿Así quiere vendernos un nuevo y renovador modelo político? Leído lo leído no voy a leer sus renovadoras tesis, porque el pestazo a magufo y a pseudofeminismo dirigido a mujeres a las que se les escribe simplemente lo que quieren leer está en el aire. Ésto añadido a que no ha habido otro medio sino Telecinco para difundirlo, me hace tenerlo muy claro.