Prisioneras de la historia, las ánimas atormentadas siguen lamentándose en los distintos rincones de aquella isla que, hace ya varios siglos, fue martirio y sufrimiento. Algunas personas afirman escuchar sus gritos y llantos, otras hablan de cadenas y grilletes golpeando contra muros eternamente cerrados. Cómo si todavía aguardara la redención, la isla de Gorée aún padece el estigma de la terrible esclavitud…