Hace 11 años | Por conversador a elmundo.es
Publicado hace 11 años por conversador a elmundo.es

Luis embarcó un día lejano, hace ya muchos años. Se incorporó a la tripulación como suelen quienes no tienen experiencia ni edad: como simple grumete. Lo pusieron a trabajar con un viejo marinero, que le enseñó a realizar algunas tareas poco visibles, pero imprescindibles para la flotación del barco. Pero Luis tenía madera y se hizo con el puesto

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