Una física, Karen Aplin, de la Universidad de Oxford y un meteorólogo, Paul Williams, de la Universidad de Reading, han estudiado una buena colección de música clásica desde el Barroco para medir la influencia del tiempo en los compositores. Sostienen que, a diferencia de otras artes como la pintura y la literatura, la música tiene un poder de evocación de los fenómenos meteorológicos que supera a la literalidad de los cuadros y los libros.