'Si examinamos su vida, nos encontramos con un niño prodigio, un fenómeno de las matemáticas, un físico preclaro que ha trabajado nada menos que con Enrico Fermi [...]. Pues bien, el mismísimo Fermi ha afirmado lo siguiente refiriéndose a este joven que mira al mar: ”hay físicos corrientes, que hacen lo que pueden, pero nunca llegan muy lejos. Otros buenos o muy buenos, que realizan importantes contribuciones a la ciencia. Y luego están los que son excepcionales, gente, como Majorana, de la talla de Newton y Galileo”.'