no vale decir el clásico “no todos son iguales”, porque los atropellos que vienen desde esa izquierda franquiciada en los contravalores de la pasta producen un enorme daño entre la izquierda currante y decente porque la opinión pública mete a todos en el mismo saco. De ahí la absoluta necesidad de denunciar desde abajo a la sedicente izquierda que ha hecho de la democracia una performance, un simulacro, puro teatro
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no vale decir el clásico “no todos son iguales”, porque los atropellos que vienen desde esa izquierda franquiciada en los contravalores de la pasta producen un enorme daño entre la izquierda currante y decente porque la opinión pública mete a todos en el mismo saco. De ahí la absoluta necesidad de denunciar desde abajo a la sedicente izquierda que ha hecho de la democracia una performance, un simulacro, puro teatro