Entre cinco y quince mil personas -según las fuentes-, procedentes principalmente de Túnez pero también de Libia, llegaron a la isla italiana de Lampedusa en las últimas semanas, huyendo en unos casos del hundimiento de las economía norteafricanas, y en otros del conflicto armado y la violencia racista. En estos momentos los refugiados superarían en número a la población que reside en la isla, por la simple razón de que nuestros gobiernos les impiden viajar a Europa.