Hace 13 años | Por MrChupete a elpais.com
Publicado hace 13 años por MrChupete a elpais.com

Si Lance Armstrong pensaba que iba a ser su verano, se equivocó. Y eso que tenía razones para ser optimista. Los patrocinadores no le faltaban para su equipo, mientras se preparaba a conciencia para el Tour de Francia. Hasta que el fantasma del dopaje volvió a amenazar la brillante carrera del ciclista y, lo que es peor, enturbiar su imagen como atleta y dañar su gran obra benefactora. Y en ese caso, los afectados son terceras personas.