Hace 14 años | Por --324-- a letraslibres.com
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Michel de Montaigne inventó el género del ensayo y reinventó, de un plumazo, el uso de las citas textuales. Walter Benjamin, en el Libro de los pasajes, llevó ambos recursos a un formidable extremo. Esta es la historia.

Comentarios

D

Cada vez más estoy convencido de que Benjamin será, junto con Wittgenstein, uno de los faros que habrán de iluminar el pensamiento humano en décadas venideras. Me parece especialmente destacable este párrafo:

Adorno ha subrayado el origen de la capacidad de Walter Benjamin “de establecer constantemente aspectos nuevos de las cosas –no tanto por el procedimiento de romper críticamente las convenciones cuanto por comportarse según su organización interna con el objeto como si la convención no tuviera poder alguno sobre este”.

Porque creo que, precisamente, en este pensar de forma ajena a la convención es donde radica la extrema originalidad del pensamiento de Benjamin. Él supo que se enfrentaba a un mundo nuevo (¿y qué mundo no lo es, constantemente?) y buscó las claves para su interpretación en lo que el propio mundo le ofrecía, por más ajeno o sorprendente que pudiera parecerle. Tal vez la importancia futura del pensamiento benjaminiano radique más en este método que podríamos calificar de "epistemología alienada" que en las propias conclusiones a las que llegó las cuales, como en todo sistema de importancia, no pueden ser más que valiosos puntos de partida.