Con una mano para el barco y otra para ellos, apoyados con los pies en una cuerda y agarrándose a las vergas con los abdominales, a 30 metros de altura, recogiendo o largando velas con cualquier tiempo y en cualquier viento. Los grandes veleros de finales del siglo XIX y principios del XX eran soberbias máquinas marinas, la culminación de miles de años de experiencia humana navegando los mares a vela:
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¿Con una mano para ellos y agarrandose a una verga con los abdominales? ¡Habráse visto escena pornográfica y en horario infantil, HOYGA!