El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, no duda en presumir de ser el "último dictador de Europa" tras 18 años en el poder y con la oposición prácticamente inexistente en el país e insta a la UE al diálogo, recordando que buena parte del crudo y el gas natural que recibe de Rusia cruza Bielorrusia.
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Y ésto es lo que muchos querrían para este país dándoselas de demócratas.
El poder corrompe, y por lo tanto es muy sabroso y difícil de abandonar.