La política es uno de esos juegos en los que si tienes el poder suficiente puedes ser jugador y árbitro al mismo tiempo. Es lo que llamamos, en palabras de Riker, herestética: el arte de manipular la estructura política en beneficio propio. Un objetivo recurrente y obvio en este juego es el sistema electoral, el mecanismo preciso que traduce los votos en escaños y poder. Y con éste está jugando el Partido Popular desde que llegó a La Moncloa.
En parte, esto viene por empeñarse en seguir manteniendo las provincias como distrito electoral. Cuantos menos escaños están en juego, más beneficiados son los partidos mayoritarios y más impacto tienen manipulaciones como las que pretende hacer el PP.
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En parte, esto viene por empeñarse en seguir manteniendo las provincias como distrito electoral. Cuantos menos escaños están en juego, más beneficiados son los partidos mayoritarios y más impacto tienen manipulaciones como las que pretende hacer el PP.