Como también cantan en el Aaiun. Tras algunas semanas de tensión in crescendo propiciada por la revuelta cívica saharui, Marruecos decidió a las bravas desmantelar el campo de las jaimas de protesta en un alarde de torpeza manifiesta. Peor aún, convencido de que la prensa internacional siempre va a optar por el débil, Marruecos hizo todo lo posible por evitar testigos incómodos, restringiendo el acceso a la prensa...