Hace 11 años | Por opcional a eldiario.es
Publicado hace 11 años por opcional a eldiario.es

Es interesante recordar cómo Fukuyama, el gran adalid del fin de la Historia, interpretaba el 68, en pleno sueño posmoderno, como un síntoma de despolitización. Según él, el acontecimiento solo se entendía por el deseo de salir del “aburrimiento” que generaba una sociedad, la triunfante democracia liberal, ya sin necesidad de sacrificarse por metas últimas. Los falsos enemigos de De Gaulle no eran sino hijos mimados de familias cultas y acomodadas.

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