A diferencia de otros cánceres, el de próstata crece muy lentamente y es posible que nunca lo haga tanto como para amenazar la vida de la persona. Esto complica las decisiones terapéuticas, porque los tratamientos tienen sus riesgos, como incontinencia crónica o disfunción eréctil. Los expertos apuestan cada vez más por el uso de la vigilancia expectante, o espera vigilada.