Los cerebros de cuatro soldados norteamericanos fallecidos han servido para detectar las consecuencias a largo plazo de un traumatismo craneoencefálico causado por la ráfaga de viento de una explosión. Estos combatientes sufrieron problemas de memoria, pensamientos suicidas, agresividad y demencia.
Comentarios
Lo de agresividad y demencia no lo achacaría yo a ninguna ráfaga de aire, me da que esos "sintomas" están ahí cuando se alistan en un ejército