Hace 11 años | Por kikuyo a blogs.elpais.com
Publicado hace 11 años por kikuyo a blogs.elpais.com

Corren los años cincuenta del siglo pasado en Kita, una ciudad del oeste de Mali. En la misión católica francesa, un niño desgarbado pone sus manos negras sobre la cubierta de un libro de Tintín y sella así su suerte. A partir de Tintín, Moussa, que así se llama el niño, se enamora furiosamente de la lectura. Con el tiempo, su pasión se extiende a la escritura y luego amplía su mundo amatorio con la edición. Hoy, casi sesenta años después, confiesa que no se arrepiente de esa querencia. Su sino, dice, es morir escribiendo... [y editando]