Los centenares de niños que vivían en la hacienda de una secta de polígamos comenzaron a ser colocados en hogares provisionales, centros juveniles y de acogida de menores. Los 437 niños de los que se hizo cargo el estado cuando allanó la estancia en la parte occidental de Texas serán sumergidos en una cultura diametralmente diferente de la reinante en su comunidad, que consideró el mundo exterior una influencia hostil y contaminante para su piadoso estilo de vida. Muchos de los niños apenas han visto televisión o no la conocen. (...)
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Si ya es duro adaptarte al salir de un colegio de curas, imáginate salir de una secta de pirados encerrados en un edificio.