Ayer no era su día para morir. De eso se encargó Tomás Maz quien, sin la más mínima duda, salvó la vida a una joven que estaba empeñada en perderla y, quién sabe, en llevarse por delante la de alguien más.
"Más relajado, se percató de que su acción había tenido un coste: aficionado a los puros como es él, dos montecristos que le habían regalado y llevaba en el bolsillo de la camisa, se le habían roto al coger a la chica."
Moraleja: Fumar puede matar... y salvar a alguien que se quiere matar puede dejarte sin fumar.
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"Más relajado, se percató de que su acción había tenido un coste: aficionado a los puros como es él, dos montecristos que le habían regalado y llevaba en el bolsillo de la camisa, se le habían roto al coger a la chica."
Moraleja: Fumar puede matar... y salvar a alguien que se quiere matar puede dejarte sin fumar.