Nada ocupa tanto tiempo en la mente del niño de cinco años como el juego. Juega para descubrir cómo salta más que el día anterior, para relacionarse con sus amigos, para tratar de alcanzar la hoja más baja del árbol. Quiere perfeccionarse mediante el ejercicio, quiere aprender. Porque necesita recomponer su mundo, casi tan fantástico como el de los cuentos, pero tan real que le hace sentirse protagonista: como princesa, como guerrero, como astronauta o médico. Y también como su papá o como su mamá.

Comentarios

JoseMartinCR

Con todo el cariño a todos los niños, por que sigan ajenos a algunas inmundicias adultas, y a a todas las personas que luchan por mantener su ilusión por una vida digna.