Hace 16 años | Por ikatza a jornada.unam.mx
Publicado hace 16 años por ikatza a jornada.unam.mx

El poder tiene su lógica. Es invisible, pero puede matar. La nomenclatura es una de sus armas letales. Primero bautiza, después mata. En la coreografía del poder nada debe estorbar ni molestar. Por eso los desastres naturales son su antítesis. A la racionalidad del poder, el desastre opone el caos y el mundo de lo imprevisto. Frente a las rutinas e instituciones del capital y su orden, el desastre se nutre de lo accidental y lo contingente.