Las reglas son importantes, todos las necesitamos. Nos proveen de estructura y nos ayudan a ver nuestra posición con respecto a otras personas. Cuando ignoramos las reglas, obtenemos anarquía o peor aun, Enron. Por supuesto que los niños necesitan estructura y reglas también. Siempre he dicho que las tres reglas más importantes que debe aprender un niño son respeto, responsabilidad y callarse la boca en los aviones.
Hemos llegado a interpretar la palabra “libertad” como queriendo decir “sin límites y reglas” pero eso no es todo. Kris Kristofferson escribió “libertad es sólo otra palabra para nada-que-perder”. Al parecer hizo esto sin considerar que nada-que-perder no es otra palabra sino tres palabras. Al hacer esto, no siguió las reglas ni de matemáticas ni de gramática. Vaya perdedor. Y sin embargo, cuando yo era adolescente, quería ser justo como Kris Kristofferson, rebelde y sin seguir las reglas.
Las reglas eran para ñoños y yo pensaba que era demasiado popular para seguir reglas, lo cual es sorprendente porque nada de mí a esa edad sugería popularidad, excepto tal vez mis pantalones acampanados. Pero por lo general así es, la necesidad de rebeldía de la juventud suele preceder a las razones para rebelarse, pero un día entras en razon y te das cuenta que seguir las reglas, no es tan mala idea.
¿Qué le pasó a todas las reglas con las cuales solíamos vivir? Esto fue antes de la generación del “yo”, que fue seguida por la generación del “yo yo yo” a la cual le siguió la generación de “¿qué parte de mí no entiendes?”. Había reglas tales como “no entrar en propiedad privada”, “no camisas sin mangas” y “porfavor no tocar a las bailarinas”, y estas aplicaban a todos. Hoy en día estas mismas relgas son totalmente ignoradas o se ven más como sugerencias que se pueden seguir a la carta dependiendo de cuales nos gusten, y nuestro respeto por esas reglas depende de qué tan conveniente nos es seguirlas en determinado momento.
Digamos por ejemplo “no alimentar a los patos”. Parece una regla bastante sencilla de seguir cuando no tenemos la intención de alimentar a los patos. Pero si hemos viajado hasta ahí con un carro lleno de niños y una bolsa de pan, ¿qué tiene de malo alimentarlos un poco?. Es por situaciones como esa que las reglas a veces aplican más a otros que a nosotros mismos, es por situaciones como esa que tenemos una sociedad desestructurada y tenemos a Martha Stewart en arresto domiciliario.
Ni si quiera nuestros líderes pueden ser confiados con seguir las reglas, y cuando lo hacen, lo hacen selectivamente.
Las reglas son las señales que nos muestran en donde terminan nuestros derechos y empiezan los derechos de nuestros compatriotas ciudadanos. Seguir reglas y cumplir con un código de civilidad es lo que nos separa de los demás primates. Deja de seguir las reglas y empiezas a irritar a las personas.
Las reglas son importantes, todos las necesitamos. Nos proveen de estructura y nos ayudan a ver nuestra posición con respecto a otras personas. Cuando ignoramos las reglas, obtenemos anarquía o peor aun, Enron. Por supuesto que los niños necesitan estructura y reglas también. Siempre he dicho que las tres reglas más importantes que debe aprender un niño son respeto, responsabilidad y callarse la boca en los aviones. Las reglas ayudan a formar a los niños y a que sepan que son queridos. Los niños que no están restringidos por estos límites, se convierten en adolescentes sin ningún sentido de seguridad o de autoestima. Estos chicos están tristemente destinados a dificultades sociales, masacres en las escuelas o sesiones de sexo ardiente en el carro con su maestra de francés.
Por otro lado, los niños que están expuestos a las reglas saludables de padres concientes, parecen crecer a su “tamaño correcto” con todo y una brújula moral. No hay límites hasta dónde puede llegar un joven con un poco de disciplina y estructura.
Así que aquí tienen, mis reglas para un mundo mejor. Para todos aquellos que aman la libertad, pero tambien ansían un poco de estructura.
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Hemos llegado a interpretar la palabra “libertad” como queriendo decir “sin límites y reglas” pero eso no es todo. Kris Kristofferson escribió “libertad es sólo otra palabra para nada-que-perder”. Al parecer hizo esto sin considerar que nada-que-perder no es otra palabra sino tres palabras. Al hacer esto, no siguió las reglas ni de matemáticas ni de gramática. Vaya perdedor. Y sin embargo, cuando yo era adolescente, quería ser justo como Kris Kristofferson, rebelde y sin seguir las reglas.
Las reglas eran para ñoños y yo pensaba que era demasiado popular para seguir reglas, lo cual es sorprendente porque nada de mí a esa edad sugería popularidad, excepto tal vez mis pantalones acampanados. Pero por lo general así es, la necesidad de rebeldía de la juventud suele preceder a las razones para rebelarse, pero un día entras en razon y te das cuenta que seguir las reglas, no es tan mala idea.
¿Qué le pasó a todas las reglas con las cuales solíamos vivir? Esto fue antes de la generación del “yo”, que fue seguida por la generación del “yo yo yo” a la cual le siguió la generación de “¿qué parte de mí no entiendes?”. Había reglas tales como “no entrar en propiedad privada”, “no camisas sin mangas” y “porfavor no tocar a las bailarinas”, y estas aplicaban a todos. Hoy en día estas mismas relgas son totalmente ignoradas o se ven más como sugerencias que se pueden seguir a la carta dependiendo de cuales nos gusten, y nuestro respeto por esas reglas depende de qué tan conveniente nos es seguirlas en determinado momento.
Digamos por ejemplo “no alimentar a los patos”. Parece una regla bastante sencilla de seguir cuando no tenemos la intención de alimentar a los patos. Pero si hemos viajado hasta ahí con un carro lleno de niños y una bolsa de pan, ¿qué tiene de malo alimentarlos un poco?. Es por situaciones como esa que las reglas a veces aplican más a otros que a nosotros mismos, es por situaciones como esa que tenemos una sociedad desestructurada y tenemos a Martha Stewart en arresto domiciliario.
Ni si quiera nuestros líderes pueden ser confiados con seguir las reglas, y cuando lo hacen, lo hacen selectivamente.
Las reglas son las señales que nos muestran en donde terminan nuestros derechos y empiezan los derechos de nuestros compatriotas ciudadanos. Seguir reglas y cumplir con un código de civilidad es lo que nos separa de los demás primates. Deja de seguir las reglas y empiezas a irritar a las personas.
Las reglas son importantes, todos las necesitamos. Nos proveen de estructura y nos ayudan a ver nuestra posición con respecto a otras personas. Cuando ignoramos las reglas, obtenemos anarquía o peor aun, Enron. Por supuesto que los niños necesitan estructura y reglas también. Siempre he dicho que las tres reglas más importantes que debe aprender un niño son respeto, responsabilidad y callarse la boca en los aviones. Las reglas ayudan a formar a los niños y a que sepan que son queridos. Los niños que no están restringidos por estos límites, se convierten en adolescentes sin ningún sentido de seguridad o de autoestima. Estos chicos están tristemente destinados a dificultades sociales, masacres en las escuelas o sesiones de sexo ardiente en el carro con su maestra de francés.
Por otro lado, los niños que están expuestos a las reglas saludables de padres concientes, parecen crecer a su “tamaño correcto” con todo y una brújula moral. No hay límites hasta dónde puede llegar un joven con un poco de disciplina y estructura.
Así que aquí tienen, mis reglas para un mundo mejor. Para todos aquellos que aman la libertad, pero tambien ansían un poco de estructura.