No me cuesta trabajo en estar de acuerdo con los Escolar en algunas interpretaciones de la historia, como eso de que el pastor milagroso... Pero hay otras que no puedo por menos que discrepar.
Por ejemplo, no tiene nada de extaño que encontrasen un guía local que les acompañase para esquivar el desfiladero de Despeñaperros, aunque luego lo adornasen con milagros y similares.
Más ejemplos: en aquellas épocas, tener a un Rey combatiendo en primera línea (bueno, o en segunda) no tenía nada de extraño. Era más bien bastante habitual. Entre otras cosas, para eso eran casi analfabetos y pasaban la mayor parte de su tiempo entrenando con el caballo, la lanza y la espada/maza/hacha.
Un ejemplo al respecto: Pedro II, que también participó en la batalla aunque al Obispo de Toledo "se le olvide" hacer mención de su actuación, se permitió acudir a Toulouse a un duelo al que había sido convocado. Cierto es que no avisó de que se presentaba, pero se llevó a un notario para que levantase acta de que había ido. Y luego Aragón perdió toda la Cataluña Norte gracias a otra lindeza suya, como empeñarse en presentar batalla defendiendo a los cátaros con solo sus 2.500 caballeros y sin esperar a los 30.000 soldados de a pié que se había traído... porque eso no era caballeroso (es un poco más largo y complejo, permitidme el resumen rápido). No solo le costó medio reino, le costó también la vida.
Quiero decir que una cosa es querer despejar de paja los relatos de los vencedores, y otra muy distinta querer medir las actuaciones medievales con nuestros prismas y medidas actuales.
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No me cuesta trabajo en estar de acuerdo con los Escolar en algunas interpretaciones de la historia, como eso de que el pastor milagroso... Pero hay otras que no puedo por menos que discrepar.
Por ejemplo, no tiene nada de extaño que encontrasen un guía local que les acompañase para esquivar el desfiladero de Despeñaperros, aunque luego lo adornasen con milagros y similares.
Más ejemplos: en aquellas épocas, tener a un Rey combatiendo en primera línea (bueno, o en segunda) no tenía nada de extraño. Era más bien bastante habitual. Entre otras cosas, para eso eran casi analfabetos y pasaban la mayor parte de su tiempo entrenando con el caballo, la lanza y la espada/maza/hacha.
Un ejemplo al respecto: Pedro II, que también participó en la batalla aunque al Obispo de Toledo "se le olvide" hacer mención de su actuación, se permitió acudir a Toulouse a un duelo al que había sido convocado. Cierto es que no avisó de que se presentaba, pero se llevó a un notario para que levantase acta de que había ido. Y luego Aragón perdió toda la Cataluña Norte gracias a otra lindeza suya, como empeñarse en presentar batalla defendiendo a los cátaros con solo sus 2.500 caballeros y sin esperar a los 30.000 soldados de a pié que se había traído... porque eso no era caballeroso (es un poco más largo y complejo, permitidme el resumen rápido). No solo le costó medio reino, le costó también la vida.
Quiero decir que una cosa es querer despejar de paja los relatos de los vencedores, y otra muy distinta querer medir las actuaciones medievales con nuestros prismas y medidas actuales.