Publicado hace 15 años por --94036-- a cualquiertiempodormido.blogspot.com

A oscuras, privado de la luz y de el derecho a la existencia, la muerte tiene para el condenado un sabor dulce y empalagoso, el de la sangre que se vierte como manantial desde su nariz rota, que se escurre escandalosa por su labio partido, que empapa su camisa, su cuerpo y su alma, que gota a gota pinta de rojo el suelo dejando constancia en la tierra de los últimos pasos dados por un hombre indefenso.

Comentarios

j

no ojas??