Hace 10 años | Por pinxu1 a lamarea.com
Publicado hace 10 años por pinxu1 a lamarea.com

Ese día había salido la EPA en la que se volvía a sobrepasar el 26% de la población activa española en situación de desempleo. Mariano Rajoy sólo un par de días antes había realizado una entrevista en Antena 3 en la que no mencionó la palabra desempleado ni parado ni una sola vez, ya no son relevantes.

Comentarios

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Todavía me acuerdo cuando Rajoy estaba en la oposición o en campaña electoral, y hablaba de crear millones de puestos de trabajo, y hablaba de reducir el paro, y que le preocupaban los parados.... ahora ya no sabe/no contesta.

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Claro que no hay parados, hay gente que si ni siquiera se molesta en buscar trabajo: están fuera del sistema. De hecho gracias a la política neolibeggal de naniano y sus huestes ahora es un buen momento para incluso tener trabajo y ser pobre como una rata. El poco trabajo que hay es de muy poco valor añadido y por tanto las retribuciones son bajas. La gente cualificada más o menos se busca las papas ya sea dentro o fuera del país, pero la que no lo está es un drama.

Hay un par de cosas que me preocupan respecto de la cualificación: nuestros queridos neolibeggales del PPSOE están apostando fuerte por cargarse toda la educación pública, y eso es condenar a las generaciones que ahora se están formando al subempleo para favorecer a las élites que sí tienen acceso a formación y a los centros del poder. Eso también consigue que se puedan perpetuar en esa cómoda posición dado que con pan y circo tienen a la masa bajo control. Benito Perez Galdós ya lo decía en 1912:

"Los dos partidos que se han concordado para turnarse pacíficamente en el Poder son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado los mueve; no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza, paupérrima y analfabeta. Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, y llevarán a España a un estado de consunción que, de fijo, ha de acabar en muerte. No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica, y adelante con los farolitos… Si nada se puede esperar de las turbas monárquicas, tampoco debemos tener fe en la grey revolucionaria (…) No creo ni en los revolucionarios de nuevo cuño ni en los antediluvianos (…) La España que aspira a un cambio radical y violento de la política se está quedando, a mi entender, tan anémica como la otra. Han de pasar años, tal vez lustros, antes de que este Régimen, atacado de tuberculosis étnica, sea sustituido por otro que traiga nueva sangre y nuevos focos de lumbre mental".