“Un país inteligente se achica en su representación. Si se propusiera estar representado por imbéciles y malos sujetos, no estaría escogiendo mejor. Un problema de pienso para los cerdos o de equipamiento para los soldados sólo será, tanto para el partido del gobierno como para el de la oposición, una cuestión de escaramuza parlamentaria. No se preguntarán si los cerdos necesitan pienso o si los soldados no estarán ya sobrecargados como camellos; la única cuestión que les interesará, será saber si un voto afirmativo beneficia a su partido”.
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KROPOTKIN, Palabras de un rebelde, 1885. Edhasa, 2001.
125 años (y nos la siguen hincando) de este texto tan esclarecedor y tan cercano