Empobrecimiento, titula Enrique Vila-Matas su diatriba contra la escuetísima fórmula del mensaje difundido a través de Twitter, ese pajarillo azul que últimamente vuela demasiado alto para los gustos de algunos que no ven cómo diablos abatirlo [...] Ya llevo muchos años escuchando (perdón: oyendo) y leyendo agoreras premoniciones sobre el daño inimaginable que estas novísimas formas de comunicación le van a hacer al rancio idioma castellano... Relacionada: http://menea.me/r6b4
En el colegio, una de las lecciones más importantes que nos enseñaban en lengua y literatura (no contenido, lección) era la importancia de saber variar el registro en función del medio, el receptor y el contexto.
Si los medios que ofrece Internet para comunicarnos hubieran provocado un empobrecimiento del lenguaje, todos seríamos hoygans, incluso el autor del artículo. ¿Que los tuiteros no son Góngora? No veo el problema, y en todo caso, el problema no es Twitter.
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En el colegio, una de las lecciones más importantes que nos enseñaban en lengua y literatura (no contenido, lección) era la importancia de saber variar el registro en función del medio, el receptor y el contexto.
Si los medios que ofrece Internet para comunicarnos hubieran provocado un empobrecimiento del lenguaje, todos seríamos hoygans, incluso el autor del artículo. ¿Que los tuiteros no son Góngora? No veo el problema, y en todo caso, el problema no es Twitter.