Este mes miles de estudiantes en toda España están pasando la criba de la selectividad. En unas semanas, todos ellos estarán pendientes de las notas obtenidas en los exámenes y, conocido el resultado, se dirigirán a las listas de notas de acceso a las diferentes carreras universitarias. En mis tiempos eso bastaba; este año, sin embargo, antes incluso de comprobar si la nota es suficiente para cursar una carrera habrá que comparar si su cuenta corriente puede afrontar el elevado precio de las tasas impuesto por el Gobierno de Rajoy.
Comentarios
Hace unos años me topé con un personaje. Era empresario y el tipo, a lo largo de la conversación (y con ayuda del vino) se fue soltando.
El tipo estaba muy indignado y repetía que era una vergüenza de país. Resulta que el hijo de a su hija no le había dado la nota de selectividad para hacer no se qué carrera y que él, que pagaba un motón de impuestos, tenía encima que costar su carrera en una universidad privada. Mientras tanto el hijo de su secretaria (dicho como si hablase de una cucaracha) estaba estudiando en la Complutense, con el dinero que él pagaba en impuestos.
No hacía más que repetir, que esto era intolerable y que esto había que cambiarlo, que él no tenía porqué pagarle la carrera a nadie cuando encima a su hija no la habían cogido.
Supongo que en estos tiempos será un hombre más feliz al saber que ya no estudia el que hace méritos sino el que puede pagarselo.
Ahora soy yo el indignado por vivir en un país que deja a fuera a gente con capacidad y coge a gente con recursos.