En algunos barrios populares de Medellín, los niños tienen un nuevo juego: completar un álbum de cromos sobre Pablo Escobar. Aunque muchos de ellos ni habían nacido cuando el narcotraficante ponía bombas o asesinaba periodistas y políticos, se reúnen en torno de las tiendas de sus barrios para comprar cromos del que consideran el personaje de moda.