El hecho de que el mercado laboral español está expulsando cerebros a muy buen ritmo, es ya algo tan conocido como doloroso. Las causas: varias, pero sobre todo, una crisis económica extendida en el tiempo y agravada por el paso del mismo, y todo lo que esto arrastra; los culpables: varios, pero algunos muchos más que otros; el resultado: una sangría de grandes profesionales que han visto el penoso panorama y no pueden esperar, o no quieren hacerlo.