Los mercados mantienen tres dudas sobre España: sobre su banca, sobre la puntualidad del Gobierno en cumplir sus promesas; sobre si el asténico crecimiento generará recursos suficientes para pagar la deuda. La (espasmódica) velocidad del Gobierno, mejor para él que la demuestre, le va en ello la vida. Y la incógnita sobre la (débil) robustez del crecimiento se va resolviendo a favor de las previsiones oficiales domésticas, al cabo más fiables que las de las entidades privadas y los organismos internacionales. Queda pues, la banca.
Comentarios
Coviene leerlo para ver que concluye que no
¿Acaso iban a dejar que quebrase?
#2 Lo mejor, bueno, lo peor, es que los salvaremos los de siempre, y el tanto se lo apuntarán los políticos y economistas de tertulia radiofónica. Vamos, los que no vieron, o no quisieron ver, la que se nos venía encima, y ahora todos ellos tienen la receta mágica para arreglarlo: jod**nos al resto.