Dos de la tarde de un día de diciembre en una clase de Química en un instituto público. Caras más propias de un sábado por la noche, bostezos y suspiros de desesperación. De repente, el murmullo incesante típico se convierte en un alboroto incomprensible de gritos y acusaciones. El profesor ha parado de repente la explicación y se ha enzarzado en una discusión con una alumna descontenta.
Eso lo pude ver hace un par de años estudiando en una academia cuando una alumna se le quejó a la profesora de que lo que explicaba le sonaba a chino, la alumna no escuchaba ni se esforzaba que no es lo mismo, ambas empezaron a discutir y las dos acabaron llorando, la una a la otra se habían hecho sentir inútiles.
Si algo no se sabe o entiende, pregunta, pero no critiques a un profesor por que si. Me he encontrado tanto buenos, como malos profesores, pero lo que siempre he hecho es felicitar a los que me parecía que lo hacían bien simplemente por que es algo más útil que criticar la forma de enseñar.
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Eso lo pude ver hace un par de años estudiando en una academia cuando una alumna se le quejó a la profesora de que lo que explicaba le sonaba a chino, la alumna no escuchaba ni se esforzaba que no es lo mismo, ambas empezaron a discutir y las dos acabaron llorando, la una a la otra se habían hecho sentir inútiles.
Si algo no se sabe o entiende, pregunta, pero no critiques a un profesor por que si. Me he encontrado tanto buenos, como malos profesores, pero lo que siempre he hecho es felicitar a los que me parecía que lo hacían bien simplemente por que es algo más útil que criticar la forma de enseñar.
Eso lo aprendemos desde pequeños y se nos da de vicio.