Cordial, al parecer, es no tener caviar por Navidad y, ante esa tragedia dickensiana, encargar a ‘el Bigotes’ que te consiga cien gramos porque tú no sabes “dónde comprarlo”. Cordial es desear un iPhone y pedirle a la Gürtel que te envíen uno. Cordial es encapricharte con un reloj de lujo, como también le pasó a Ric Costa, y que haya ahí un amigo que te entienda, que te escuche y que te ayude a buscarlo.
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La justicia es ciega