A menudo nos preguntamos si una empresa informativa privada, que se lucra principalmente gracias a la publicidad, puede informar de manera desinteresada sobre acontecimientos noticiosos que afecten a sus patrocinadores. La censura —o autocensura voluntaria— no suele ser evidente. En algunos casos los intereses editoriales se complemetan con los de sus anunciantes y la simbiosis es natural, casi imperceptible. En otros casos las coincidencias entre mensajes comerciales e ’informativos’ se vuelve más llamativa.
Comentarios
jaja, lo mismo que Joaquín Morales Solá... lo patrocina la nafta esa Premium de YPF...
aunque hay que reconocer que es bastante serio este periodista (de La Nacion)
La manipulación es natural cuando la información de que dispone un pueblo es vital para su sumisión. Menos mal que ahora existe internet y abre el abanico de posibilidades y lástima que todavía la mayoría se informe por medios propiedad de las élites empresariales.