Muchas empresas ajustan plantillas, recortan salarios, reducen costes y bajan precios. Lo grave sería no hacerlo, porque caeríamos en una depresión terrible. La devaluación interna implica cierta deflación y ganar productividad. Pero no soy pesimista.Lo que ha ocurrido en Seat es un ejemplo. Los trabajadores aceptan ajustes salariales a cambio del mantenimiento de la actividad. Los sindicatos saben de qué va. Y son responsables.