Para promocionar el Festival de Monterey, precursor de Woodstock, John Phillips escribió una canción para su amigo Scott McKenzie, animando a la gente a visitar San Francisco. Con esta canción Scott McKenzie saltó de inmediato a la fama, convirtiéndose un una de esas canciones imprescindibles, un himno generacional, la droga del hippysmo inyectada en vena, reflejo de una época en la que parecía que algo podía cambiar en el mundo.
Comentarios
Una de las mejores canciones que he escuchado.
Joer, qué pedazo de "spammer": chasky
Siete entradas y el tío sólo menea su propio "blog", como si no hubiera información en el resto de Internet.