Proteger la vida de un político es, en sí, un despilfarro. La policía debería protegernos a los ciudadanos de los políticos. Lo de la peluquería es secundario.
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Proteger la vida de un político es, en sí, un despilfarro. La policía debería protegernos a los ciudadanos de los políticos. Lo de la peluquería es secundario.