Publicado hace 10 años por Spain_is_different a amodelcastillo.blogspot.com.es

Si hay un nombre que se identifica rápidamente con la cruzada albigense es, sin lugar a dudas, Simón de Montfort. Este sujeto, paladín de la fe y defensor de la Iglesia contra la herejía cátara según el papado, pero hombre ambicioso, cruel, desmedido y fiero según el resto del planeta, se distinguió especialmente en la represión de los seguidores del catarismo que tanto abundaban en la zona del Languedoc.

Comentarios

yonose

en 1210 ocupó Bram, un antiguo castrum celta cercano a Carcassonne en el que, con la anuencia del abad Amaury, mandó cortar los labios y las narices de todo sus habitantes, a lo que añadió sacarles los ojos a todos menos a uno, al que dejó tuerto para que guiase al grupo de desdichados por los campos.

Puede decirse que buenas ideas no tenía el muy cabrón.

D

Lo de coger a un grupo de prisioneros y cegarlos a todos menos a uno que se encargaba de guiarlos no es cosa nueva ni lo inventó Monfort. A título de ejemplo, cuento uno de los casos más terribles que registra la historia:

En 1014 tuvo lugar la batalla del río Struma, entre los ejércitos bizantino y búlgaro. La cosa estuvo igualada entre ambos, hasta que una unidad bizantina logró flanquear a las tropas búlgaras y éstas se vieron copadas, rindiéndose. Bizancio hizo 15000 prisioneros búlgaros. Basilio II, que así se llamaba el emperador bizantino, decidido a escarmentar a Bulgaria para siempre, ordenó que los cegasen a todos, arracándoles los ojos, excepto a 150 de ellos, a los que sólo arrancaría uno de los dos ojos. Estos 150 tuertos tendrían la misión de guiar a los ciegos hasta la capital búlgara.

O sea, que estas prácticas vienen de antiguo.