Como tantos otros españoles de la época, Luisa y su familia salieron del puerto de Cádiz un 7 de julio de 1910, con rumbo a la Argentina, en busca de una vida mejor. Lo que no sabía Luisa era que un encuentro en aquel viaje cambiaría su vida para siempre. El capitán Manuel Deschamps y Martínez, un viejo lobo de mar, famoso por las muchas proezas que había hecho al mando de muchos barcos de la marina española, puso sus ojos en la joven.
"Alguien alguna vez dijo de Deschamps que si hubiera estado a cargo del "Titanic", éste jamás se hubiera hundido; era considerado el señor de los mares, capitán de capitanes".
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"Alguien alguna vez dijo de Deschamps que si hubiera estado a cargo del "Titanic", éste jamás se hubiera hundido; era considerado el señor de los mares, capitán de capitanes".