No hay publicidad para tanta televisión. Ni talento para tanta programación. Las cadenas de TDT no sólo no han mejorado la calidad del panorama audiovisual, sino que están en la ruina. Y las grandes cadenas generalistas, lejos de la mayor pluralidad que nos prometió el Gobierno con la incorporación de La Sexta, se fusionan en un desesperado intento por sobrevivir. Tenemos una televisión cada día más pobre, menos plural y con más telebasura… La sonrisa era pintada.