La tasa a las transacciones financieras que once países de la UE iban a introducir a partir del próximo año con unos ingresos previstos de 35.000 millones de euros está más muerta que viva. Ni siquiera en el Consejo Europeo de mañana, los primeros espadas de la Unión hablarán del tema según la última agenda presentada a la prensa.
Comentarios
afortunadamente. Ni era una tasa, era un impuesto, ni iba a solucionar el problema de fondo, la hiperdeuda.