—Pero, Ven, si sólo tienes que restar… —Ah, claro, qué fácil, ¿no? ¿Y cómo resto 20-70? ¿Eh? A ver… —respondió enfadado Ven y siguió remedando a Sal —Si sólo tienes que restar, si sólo tienes que restar, nananananah… Sal se quedó un rato pensando, muy serio, mirando, sin ver, los ojos de Gauss. Éste, ante la posibilidad de que fuese requerida su colaboración, se dio media vuelta y se acostó en el suelo.
Comentarios
Relacionadas (de la misma autora):
Te doy Π besitos
Te doy Π besitos
pequenoldn.librodenotas.comDios, π y el infinito; inquietudes de un niño de 6 años
Dios, π y el infinito; inquietudes de un niño de 6...
seispalabras-clara.blogspot.com