Hace 14 años | Por kikuyo a elpais.com
Publicado hace 14 años por kikuyo a elpais.com

Las islas registran la mayor caída de precios de España por una doble crisis: turística y del ladrillo. Santa Cruz de Tenerife recibe a medio noviembre con una temperatura primaveral y, sin embargo, su economía presenta signos de frío siberiano. El 26% de paro. El consumo, hundido. La construcción y el turismo (los dos motores de Canarias), en plena depresión. Los empresarios son animales de costumbres, pero los tinerfeños hace ya meses que hacen cosas nunca vistas en generaciones: bajar los precios.

Comentarios

moraitosanlucar

el reportaje da un panorama brutal; puede ser un pronostico de lo que espera al resto del país; y si es así es para cerrar España...

H

Canarias era un paraíso, y en cierta medida lo sigue siendo pero en los últimos años se potenció exageradamente la construcción lo cual iba en claro detrimento del turismo, el otro motor económico. El patrimonio natural ha sido destrozado por la avaricia del mundo empresarial que allí, bajo el complejo de «nuevos ricos», es más salvaje de lo imaginable. Si a esto sumamos un gobierno corrupto (el de CC-PP), el más corrupto de España (con el mayor número de imputados), ciertas inquinas insularistas que carecen de todo fundamento y una sociedad que se debate entre la incultura más palmaria y sectores bien formados pero que se mantienen y son mantenidos totalmente aislados, tenemos un cóctel explosivo.

Salvando todo esto, Canarias no se diferencia en demasía del resto de España; se puede preguntar cómo es posible que un gobierno tal gane elecciones, pero claro, entonces se mira a Valencia o Madrid y se siente cierto alivio, es un mal generalizado («mal de muchos consuelo de tontos»). En todo caso, el problema no es sólo político, el mundo empresarial es más cruel que en el resto de España, según mi criterio, los sueldos son mucho más bajos, la precariedad laboral es «el pan de cada día» y las expectativas de un cambio en la situación son nulas, muy al contrario, se aprovecha la situación para «apretar» más a los trabajadores.