Hace 14 años | Por Milhaud a abadiadigital.com
Publicado hace 14 años por Milhaud a abadiadigital.com

Corría el año 1842 cuando un rorcual común, el segundo animal más grande que habita el Planeta, encalló en la costa occidental de la Isla de Wight. El ejemplar, gigantesco, se subastó unos días después y fue a parar a las manos (es un decir) de Alexander Dabell, un empresario que revendió la grasa del cetáceo y se quedó con el esqueleto. A continuación blanqueó los huesos y los transportó hasta la zona sur de la isla, donde reconstruyó la forma del rorcual y puso en marcha un bazar en su interior, para disfrute de curiosos y turistas.