Un tribunal británico prohibió a un ciudadano del condado de Cheshire tener perros durante 10 años por su incapacidad de cuidar adecuadamente a su dálmata Barney, que engordó de manera desproporcionada, informó hoy el periódico Sun. El abogado que defendió a ese hombre, dijo que el señor Green no trataba a Barney como a un perro sino como a un amigo. "Cuando Green se comía un paquete de chips, le daba otro a Barney", explicó. Como resultado de esa amistad, el can en tres meses adquirió un tamaño tres veces mayor que el normal de su raza
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Estas cosas solo ocurren en la perfida albión
Es que en Gran Bretaña se come fatal